El parque de Doña Falla
- Callejón creativo
- 30 oct 2018
- 2 Min. de lectura
Autor: Karla Cristina García Díaz
Fotografía: Andrea Valdez Rosales
Un día como hoy, totalmente soleado, a pesar de que el otoño ya está aquí, el sol nos regalaba unos tonos dorados a las 11:00 am.
Nos aventuramos al parque de doña falla, lleno de colores, olores y sonidos de la naturaleza; repleto de viveros y de flores nos encontramos con la protagonista de la historia: La flor de Cempasúchil.

Con sus tonos, amarillos y anaranjados, sus pétalos pequeños pero abundantes, llenos de color y de olor a día de muertos. En este día tan especial para los mexicanos se utiliza esta flor para decorar la ofrenda de Día de Muertos; al mismo tiempo para que las almas puedan seguir el camino hacia los altares.

Sus pétalos, aquellos que guardan el calor del sol e iluminan el camino de los difuntos son tan peculiares que desde lejos cualquiera podría identificarlos. Con el sonido del viento, de los pájaros que rondaban por el parque y de fondo la canción “One Headlight” de The Wallflowers nos adentramos al vivero en donde encontramos todo tipo de flor de Cempasúchil, amarillas y anaranjadas.

El cielo azul, el lugar repleto de flores, desde Begonias, Orquídeas, Dalias y Hortensias, con sus colores rojos, rosados, amarillos, violetas y blancos nos transportamos a un lugar pacífico y las demás personas que estaban comprando sus flores favoritas se notaban entusiasmadas; en paz por el lugar en donde se encontraban.

En Día de Muertos, la flor de Cempasúchil comparte el significado para muchas personas, para muchas familias y para todos los mexicanos; por su olor característico que nos transporta a muchos lugares espirituales y por su peculiar color que nos transmite cierta calidez en estas fechas que suelen ser frías para muchos.
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